viernes, 16 de marzo de 2012

Caroline está en la Luna

Publicado por Antonio Pérez Verde - 1 comentarios

“Recuerdo que mi padre me llevaba las noches despejadas a la calle para que me familiarizara con las hermosas constelaciones”
(Caroline L. Herschel, 1750-1848)

ANTONIO PÉREZ VERDE - No hace demasiados años fueron muchos los astrónomos que trabajaron a la sombra de otros científicos con más renombre. A consecuencia de ello, la mayor parte de los trabajos de estos actores secundarios pasaban sin pena ni gloria por el mundo científico.

Se acentuaba si se trataba de una mujer: cuando una astrónoma presentaba un trabajo científico no solía ser tenido en consideración. Pero... ¡cuidado! Todo cambiaba cuando ese mismo trabajo iba firmado por un astrónomo varón: el impacto de la investigación cobraba una mayor magnitud.

Uno de los casos de mujeres astrónomas que durante muchos años estuvieron a la sombra fue el de Caroline Herschel, hermana menor del astrónomo alemán William Herschel. Hoy se cumplen 262 años de su nacimiento, así que esta será mi contribución para rendirle un pequeño homenaje.

Imagen de Caroline Herschel tomada por su sobrino
John Herschel (Frontispiece of Letters and Correspondence
of Caroline Herschel).
Caroline Lucretia Herschel nació el 16 de marzo de 1750 en Hannover (Alemania) doce años después que su hermano William. Tanto ella como él fueron iniciados en el mundo de la Astronomía desde la infancia por un padre aficionado a los astros.

Pero su familia no se dedicaba a la Astronomía: casi todos sus miembros estaban brindados al mundo de la música. De hecho, su padre se ganaba la vida tocando el oboe y sus hermanos Alexander y William cursaban estudios de música. Caroline se sumó a la tradición familiar estudiando canto.

Fue la formación que obtuvo en el mundo musical la única que recibió de manera formal ya que su familia pensaba que se debía dedicar a ser una buena ama de casa. Cuando Caroline tenía 16 años su padre murió y su madre la obligó a realizar todas las tareas domésticas. Por esa época su hermano William ya se había trasladado a Bath (Inglaterra) como maestro de coro y organista de la Octagon Chapel.

Pero cuando Caroline tenía 22 años, su hermano William la convenció para que se fuera a vivir con él; se fueron forjando una carrera en el mundo de la música: Caroline en el mundo del canto y William aspiraba a ser director de orquesta.  Los dos hermanos compaginaban el mundo de la música con el oficio de construir telescopios, tarea que se les daba especialmente bien. Caroline se convirtió en su ayudante a la hora de tallar lentes y hacer las maquetas de los grandes telescopios que años más tarde encumbraron a su hermano.

Dibujo original de uno de los telescopios de los Herschel.
Cuando Caroline tenía 31 años, William descubrió el planeta Urano -seguramente con la ayuda de su hermana- lanzándolo a la fama del mundo astronómico y abandonando así la música. A raíz de ello, Caroline abandonó el canto: había quedado nuevamente fascinada por el mundo de la Astronomía y se quería dedicar a ello.

Su entusiasmo hizo que aprendiera Astronomía en profundidad y ese aprendizaje dio lugar a una dilatada experiencia. A la edad de 36 años ya tenía su propio observatorio astronómico para trabajar de manera independiente, obteniendo grandes resultados: descubrió su primer cometa, siendo la primera mujer en descubrir uno. Más tarde descubriría 7 más, en 5 de ellos se cuestionó su prioridad, pero con el paso de los años, 6 de ellos llevarán su nombre.

Con 37 años vio como su hermano fue nombrado astrónomo del rey Jorge III, pero la capacidad que mostraba Caroline no pasó desapercibida: el Rey le asignó un salario como ayudante. Así pasó a ser la primera astrónoma profesional ya que es el primer caso conocido de la asignación de un salario a una mujer por dedicarse a la Astronomía.

Un año después de ser nombrada oficialmente ayudante de su hermano, de manera independiente descubrió el cometa más importante de su carrera. Días más tarde el mismo cometa también fue observado por Maskelyne y Messier. En 1939, poco antes de su siguiente perihelio, el mismo cometa fue observado nuevamente por Roger Rigollet, quedando bautizado como 35P/Herschel-Rigollet.

Sello conmemorativo del 750 aniversario de Hannover (Alemania)
con la imagen de Caroline Herschel.
El apelativo de “ayudante” se quedaba corto para el trabajo que realizaba Caroline: revisó el catálogo de John Flamsteed, lo modificó y el resultado fue publicado por la Royal Society en 1798. Esta modificación contenía un índice de las observaciones de Flamsteed, una fe de erratas y una lista de más de 560 estrellas que no habían sido incluidas. Además, descubrió varias nebulosas y cúmulos de estrellas.

Cuando Caroline tenía 42 años nació su sobrino John, hijo de William. La astrónoma estuvo muy cerca de su recién nacido sobrino, iniciándolo en la Astronomía a una edad muy temprana. Años más tarde, John Herschel también sería un astrónomo de fama mundial.

Cuando murió su hermano William, Caroline contaba con 72 años y decidió regresar a su Alemania natal. Desde allí mantuvo correspondencia con su sobrino John y con otros científicos importantes.

Seis años después recibió la Medalla de Oro de la Royal Astronomical Society, convirtiéndose en la primera mujer en ser miembro honorario de esta sociedad. A los 86 años fue elegida miembro de la Royal Irish Academy, y 10 años después, cuando contaba con la edad de 96 años el rey de Prusia le concedió la Medalla de Oro de la Ciencia. Un año después, en 1848 y con 97 años murió en Hannover, la ciudad que le vio nacer.

A raíz de su muerte fue reconocido gran parte del trabajo que realizó de manera independiente. Además, en 1889 se bautizó en su honor al asteroide 281-Lucretia (su segundo nombre) y en el siglo pasado fue nombrado en su honor el cráter lunar C. Herschel.

Así que cada vez que apuntemos un telescopio a la Luna, echemos un vistazo a Mare Imbrium y veamos ese pequeño cráter llamado C. Herschel, estaremos recordando que hubo un día una mujer llamada Caroline que se abrió camino en un mundo dominado por hombres.

Cráter C. Herschel en la Luna.

* Puedes conocer más a Antonio Pérez Verde en su blog Los Pilares de la Ciencia y en Twitter: @aperezverde

1 comentarios:

Clara Grima dijo...

Me ha encantado, Antonio y me ha recordado al final de "El principito":


Miren con atención este paisaje para estar seguros de reconocerlo, si viajan algún día por el desierto de África. Y si llegan a pasar por allí, les suplico que no se apuren y que esperen un poco, ¡justo bajo la estrella! Si entonces se les aproxima un niño, si ríe, si tiene cabellos dorados, si no responde cuando se lo interroga, podrán adivinar de quién se trata. Entonces, ¡sean amables! No me dejen tan triste: escríbanme pronto que ha regresado...

Enhorabuena :)